Romería a San Urbano
Sin duda, la tradición más importante es la romería a la ermita de San Urbano. Aunque pertenece a Gaskue, San Urbano constituye el símbolo de identidad colectiva de los vecinos del Valle de Odieta como se refleja en la romería que se celebra el último domingo de mayo, aunque el día de San Urbano es el 25 de Mayo, día en el que se venera al santo con una misa en la ermita.
De acuerdo con la versión más aceptada, San Urbano, Papa y Mártir, padeció martirio en Roma el 25 de mayo del año 233, décimo del impero de Alejandro Severo, ya que si bien, este emperador no promovió persecución alguna contra la Iglesia, algunos de sus ministros cometieron actos puntuales contra la misma.
Su cuerpo insepulto, fue posteriormente recogido e inhumado en el cementerio de Pretextato, junto a la Via Apia.
Ignoramos la introducción de su culto en Navarra. Parece históricamente tardía, puesto que San Urbano no figura en el santoral hispano-romano y visigótico, ni tampoco en los pasionarios hispánicos de los siglos VII al XI.
De acuerdo con la leyenda fundacional, cerca de la ermita se encontraba un espino sobre el que, según la tradición, se apareció San Urbano. El presunto hecho milagroso tuvo lugar en tiempos lejanos e imprecisos, a instancias de un pastorcillo que le invocaba, y cuya pierna lisiada fue curada por el santo.
Tras otros favores de índole similar, los señores de Gaskue, sus criados y los vecinos del pueblo, hicieron el voto de acudir anualmente, el 25 de mayo al lugar de la aparición, erigiendo una ermita dedicada a la advocación a San Urbano. La creencia popular concede al Santo virtudes curativas sobre el reuma.
Se ignora el origen de esta ermita, debido en gran parte a la desaparición de los libros de su archivo.
Nos consta su existencia en 1813, año en la que fue saqueada por los franceses. Un minucioso inventario de la ermita data la reedificación a finales del siglo XVI.
La ermita actual es un edificio de grandes dimensiones, cuya obra de nueva planta se finalizó en 1905 dándole la actual forma de cruz latina.
El santuario tenía un ermitaño, habitualmente euskaldun, de acuerdo con las características lingüísticas de un área devocional preferentemente vascófona. Durante el año, su principal obligación era la de atender el mantenimiento de la ermita.
A partir del 16 de agosto y hasta la Cuaresma, el ermitaño recorría los pueblos postulando, con destino a las atenciones del santuario, lo hacía montando en una yegua y llevando en la alforja una capillita con la imagen de San Urbano. Por este motivo, también se le llamaba «Santero.»
La zona geográfica visitada por el ermitaño e imagen de San Urbano de Gaskue, es tan solo comparable por su magnitud con la que recorre San Miguel de Aralar. Una fuente documental cifra en 369, el número de pueblos visitados por el penúltimo ermitaño y sus dos predecesores.
En el pasado, la romería tenía lugar el 25 de Mayo, festividad de San Urbano. A diferencia de otras, próximas en el tiempo y en el espacio, la de San Urbano no implicaba peregrinación colectiva, salvo para los pueblos del Valle de Odieta.
El ámbito territorial de la romería de San Urbano llegó a superar los 1.200 kilómetros de superficie. LLegaban romeros de toda la Navarra Norte, la Sakana y la Cuenca, así como guipuzkoanos y sus inmediaciones.
Se celebraban hasta doce misas en latín, y el sermón en castellano, desde las seis de la mañana hasta el mediodía, y hasta 1973, se efectuó una procesión entorno a la ermita. Durante las misas se realizaban numerosas confesiones en euskera. Después de la comida, se iniciaban en la campa los primeros compases del ariñ-ariñ y la jota al son del acordeón y el txistu, así como se cantaban zortzikos en el euskera de la zona.
En la actualidad, y debido a la emigración rural hacia los núcleos industriales, así como el calendario que regula el trabajo en los mismos, han ocasionado el traslado de la romería del 25 de Mayo al último domingo de Mayo.
El día 25 suben hasta la ermita cerca de un centenar de personas devotas de pueblos del valle y zonas más lejanas a las que gusta mantener la tradición de visitar la ermita y asistir a la celebración de la Misa en honor al Santo, en su día.
Esta adecuación del calendario festivo al laboral posibilita la asistencia de los oriundos de la comarca, que residen fuera.
Para los vecinos de Odieta, con inclusión de los oriundos avencidados en otros lugares la asistencia a la romería forma parte de una estrategia para preservar su identidad privativa y algunos de ellos, como Ziaurritz y Erripa, acuden colectivamente a la romería.
Hoy en día la estructura de la fiesta poco ha cambiado. Las mañanas se siguen dedicando a la celebración de misas, pero ya no son en latín. Cada hora, desde las 9:00 hasta las 12:00 son en euskera y a las 13:00 en castellano (desde hace dos años las tres primeras en euskera y las dos últimas en castellano).
Después de la última misa, se realiza un acto de deporte rural y a continuación la gente se distribuye por la campa para comer y bailar al son del acordeón hasta bien entrada la tarde, que se efectúa el regreso a los lugares de origen.
Fuente: Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra. «Romería de San Urbano de Gaskue. Expresiones de religiosidad, sociabilidad y reproducción de identidades colectivas».
José Ignacio Homobono. Profesor del Departamento de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales y de la Información. Universidad del País Vasco.